martes, 18 de diciembre de 2012

Este 20 de diciembre: A 11 años del Argentinazo ¡Todos a Plaza de Mayo!


Declaración pública
18 de diciembre de 2012

Este 20 de diciembre, a 11 años del Argentinazo:

¡Todos a Plaza de Mayo!

Declaración pública
18 de diciembre de 2012

Este 20 de diciembre
A 11 años del Argentinazo:
¡Todos a Plaza de Mayo!

Que se vayan todos

Este 20 de diciembre se cumplen 11 años de las jornadas revolucionarias del 19 y 20 de diciembre de 2001 que expulsaron al gobierno saqueador y pro-imperialista de la Alianza. La intervención directa del movimiento piquetero y los sectores populares abre una etapa de crisis para el conjunto del orden capitalista en el país. Las jornadas el 19 y 20, sin embargo, no fueron el producto de una explosión social “espontánea”, al contrario, las gestas fueron el corolario de todo un proceso de organización del movimiento obrero piquetero.

                La intervención del movimiento piquetero se da en un marco de absoluta desorganización económica y política del país, todas las variantes patronales opositoras al gobierno de Fernando De la Rúa habían garantizado cada una de las entregas del gobierno “progresista". El programa de la Alianza, era el programa del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, que exigían ajuste y miseria para el pueblo argentino; el saqueo perpetrado por los banqueros y especuladores condujo a una situación económica insostenible, el ajuste en educación y salud publica, el robo descarado a nuestros jubilados, las leyes de flexibilización laboral -banelco en mano-, la defensa incondicional de la ganancia capitalista a costa del hambre y la pauperización. El gobierno radical expresaba la continuidad del menemismo, del gobierno que remato el país sobre la base de la derrota histórica sufrida por la clase obrera en la década del 70. La esperanza “progresista” no fue más que un cuento chino. Lejos de torcer el rumbo “neoliberal” del peronismo de los 90, agudizaron cada una de las contradicciones heredadas de este. Ningún negociado fue disuelto, las privatizadas se sostuvieron, los subsidios al capital parasitario continuaron como así también la exención impositiva a los grandes grupos capitalistas. La desorganización general, económica y política, arrastro al país al abismo, las políticas que intentaron reducir el déficit fiscal sucumbieron una tras otra. Frente a una recesión galopante, pronta depresión, los impuestos a las mayorías populares -como el IVA- caen drásticamente, frente a un consumo en baja, golpeada por una deflación artificial y una suba imparable de la desocupación y sobreocupación laboral. Aun en este adverso cuadro económico, el gobierno “progresista” sostiene la abultada cuenta para garantizar la ganancia extraordinaria para un puñado de banqueros y capitalistas que especularon día a día contra el país. La renta financiera, históricamente beneficiada por todos los gobiernos capitalistas, cosechaba ganancias exorbitantes mientras el país se derrumbaba.

La catástrofe capitalista era un hecho, y frente a la inminente intervención del movimiento piquetero, apoyado por los sectores medios arruinados por el gran capital, el Partido Justicialista (PJ), una fracción de la Unión Cívica Radical (UCR) -encabezada por Raúl Alfonsín- enfrentada a la camarilla gobernante, llevan adelante un nuevo “pacto de olivos” para garantizar la continuidad del régimen y la gobernabilidad, este pacto sería apoyado por la burocracia sindical traidora y el principal beneficiario del cambio de régimen sería el Duhaldismo. Es así que el 19 de diciembre, el PJ Bonaerense, con Carlos Ruckauf (gobernador de la Provincia de Buenos Aires en aquel entonces) a la cabeza, promueve saqueos y movilizan al aparato a Plaza de Mayo. La operación (el golpe y autogolpe, del PJ y la UCR respectivamente) es desarticulada inmediatamente por la intervención del movimiento piquetero y la clase media radicalizada. Rápidamente se extienden por todo el país asambleas populares que ponen en jaque a las gobernaciones e intendencias, llegando al punto de jugar, embrionariamente, un doble poder real frente a las instituciones del Estado burgués, quebradas y deslegitimizadas por el conjunto de la población. El gobierno, acorralado y disgregado, intenta llevar adelante una salida ordenada y negocia con la oposición la renuncia de Domingo Cavallo, pero ya la burguesía de conjunto le había quitado el apoyo a la coalición aliancista, la caída del gobierno de Fernando De la Rúa era una cuestión de tiempo. El gobierno se ve obligado a expulsar a Cavallo del Ministerio de Economía, la renuncia es tomada por el conjunto de la población como una victoria, y esto empuja a amplias sectores a movilizarse a Plaza de Mayo. El 20 de diciembre, con 39 muertos, es depuesto el gobierno de la Alianza por la intervención de las masas con el movimiento piquetero a la cabeza. El cambio de frente operado por la burguesía es saboteado temporalmente por la iniciativa política de las masas, se abre con el desmoronamiento del régimen capitalista, una etapa revolucionaria en el país. La no resolución de la dirección del movimiento de masas, que intervino en las jornadas revolucionarias del 19 y 20, expresa la continuidad, tambaleante e inestable, del régimen burgués. Diciembre de 2001 fue un primer ensayo, ensayo que implico la ocupación y puesta en marcha de fabricas quebradas o abandonadas por la burguesía, la conformación de organismos de masas, la recuperación de gremios y comisiones internas en infinidad de lugares trabajo, la puesta en pie de un movimiento estudiantil al servicio de los intereses de la clase obrera.

                El proceso revolucionario terminó chocando con los propios límites impuestos por la falta de una dirección que pudiera poner en pie un programa transicional de cara a la crisis del régimen capitalista de conjunto. La ausencia de una dirección que pudiera haberle disputado el poder real al Partido Justicialista en los barrios, a la burocracia sindical en las fábricas, permitió a la burguesía reconstruirse sobre la base de una salida reaccionaria con el Duhaldismo. La fenomenal energía puesta en marcha por el movimiento de masas termino desviándose hacia una salida democratizante. Si bien el poder en los barrios le fue disputado al peronismo, las organizaciones piqueteras no pudieron desarrollar cuadros piqueteros que permitiesen barrer a los punteros, a pesar incluso, de la constitución de las asambleas populares. Misma situación se reflejo en el movimiento obrero en las fabricas, donde la burocracia sindical jugo el papel de dique de contención. El no haber jugado un papel preponderante en las principales afluencias proletarias le garantizo a la burguesía que una parte importantísima del movimiento obrero no pudiera intervenir de conjunto en el proceso revolucionario. Sin embargo,  una nueva etapa se abría con la caída del gobierno burgués y fondomonetarista de la alianza, Duhalde primero, mas tarde Kirchner, lograrían canalizar el descontento de las masas hacia una salida democrática, o sea, capitalista. Pero la etapa abierta por el Argentinazo aun no se ha cerrado. Una nueva intervención revolucionaria del movimiento obrero debe poner fin a este régimen descompuesto y senil que nada puede brindarle a las masas, mas que padecimiento y pauperización.

Moyano, Micheli y Barrionuevo pretenden poner a la clase obrera detrás del carro del FAP y la derecha sojera

La burocracia sindical opositora ha convocado a una movilización y concentración a Plaza de Mayo para el 19 de diciembre. La convocatoria pretende “empalmar” con el aniversario de la rebelión popular de 2001, sin embargo la burocracia sindical no convoco al paro general ni a ninguna medida de fuerza. No impulsar medida de fuerza alguna, esconde el interés de la burocracia sindical de no movilizar al conjunto del movimiento obrero a Plaza de Mayo, como así lo hiciera en la huelga del 20 de noviembre. La burocracia convoca al 19 para medir fuerzas y posicionarse de cara a las negociaciones que viene llevando adelante con las fracciones patronales del FAP y la derecha sojera. Lo que motiva a la burocracia sindical a “movilizarse” no es el interés por las reivindicaciones obreras, sino todo lo contrario, se moviliza para “cotizarse” frente a todas las variantes patronales existentes, desde Macri, Scioli y De la Sota, hasta el FAP de Binner, pasando por todas las variantes de centroizquierda y derecha.

El Moyanismo esta en discusiones con el PRO de Mauricio Macri y una fracción del peronismo bonaerense liderado por Daniel Scioli. Como se puede apreciar, el “nacional y popular” se esta vendiendo al mejor postor. Lo que expresa la supuesta dicotomía del Moyanismo, no es más que una ruptura oportunista con el gobierno nacional, debido a que este, presionado por el déficit fiscal galopante, hizo caja con las cuentas de las obras sociales y otros negociados en manos de la burocracia sindical. Por su parte, Micheli y la CTA opositora, están en plena negociación con el FAP del ‘narcosocialista’ y sojero Hermes Binner. El Binnerismo esta intentando brindar una alternativa bonapartista frente al agotamiento del Kirchnerismo. El reagrupamiento de los viejos aliancistas de 2001 en torno al FAP anuncia la catástrofe que se nos avecina con el “progresismo” centroizquierdista. El FAP es una nueva alianza que tiene como compendio político a los radicales que quebraron el país en 2001 y al Partido Socialista, verdadero gendarme de las ganancias de los sojeros en Santa Fé. La burocracia sindical “combativa” de Micheli va detrás de una nueva alianza fondomonetarista y pro-imperialista. Barrionuevo no quiere quedar afuera de la disputa de poder en los armados políticos de la burguesía. A parte de los acuerdos con el PJ Cordobés -con De la Sota a la cabeza- y a sabiendas de que con Eduardo Duhalde “no alcanza”, Barrionuevo lleva adelante la propuesta de unificar a las centrales obreras, fundamentalmente las 3 CGT. La propuesta de una CGT tripartita del burócrata fracaso, como así también el intento por sumarse a la CGT Azopardo a cambio de algunos cargos en la central. El barrionuevismo esta condicionado por la correlación de fuerzas a pactar con el Moyanismo y llevar adelante un acuerdo junto a él, con la derecha peronista, la cual esta completamente disgregada y en crisis, como lo demuestra la eterna dilación del Sciolismo Bonaerense con el Kirchnerismo.

La izquierda debe desarticular la maniobra de la burocracia sindical y llevar adelante una convocatoria reivindicativa de las jornadas revolucionarias del 19 y 20 de diciembre. La convocatoria al 20 de diciembre, fecha clave para el movimiento obrero y la izquierda, es en este sentido sostener, por un lado, la tradición histórica en torno al Argentinazo y la salida del gobierno de la alianza en manos del movimiento piquetero y los sectores populares, y por el otro, la lucha por imponer un plan de lucha nacional y la huelga general de 36HS que quedo planteada el 20 de noviembre. El 20 de diciembre es, entonces, la continuidad de la huelga general del 20 de noviembre contra el gobierno nacional y la posibilidad de concretar las tareas que deben llevar adelante el movimiento obrero y la izquierda revolucionaria.

Marchemos a Plaza de Mayo el 20 de diciembre para continuar el 20-N y pelear por un plan de lucha nacional y la huelga general de 36HS

        Lamentablemente la mayoría de la izquierda se adapto a la maniobra de la burocracia sindical. Hablamos del Morenismo y el PCR. El PTS convoco, en primera plana en las LVO 504 y 505 fechadas el 6/12 y 13/12 respectivamente, al 19 de diciembre a poner en pie un "bloque antiburocrático" en la movilización de las CGT y la CTA. Señalamos que esta orientación no hubiera sido incorrecta si el PTS hubiera defendido el 20 de diciembre como fecha clave por el aniversario de la rebelión popular de 2001 y de la expulsión del gobierno de la Alianza y el FMI, y como continuidad de la huelga general del 20-N, llevando adelante el planteo del Plan de Lucha Nacional y el Paro General de 36HS, en tal sentido, movilizar en un bloque independiente el 19 y reventar la plaza el 20 hubiera seria correcto. Sin embargo el PTS gambeteo olímpicamente esta orientación; la posición seguidista del Morenismo, es la expresión de la continuidad a la adaptación política del 20 de noviembre, en la huelga general, donde la izquierda de conjunto se adapto a las maniobras de la burocracia sindical, no convocando a movilizar a Plaza de Mayo. El PTS, y el nuevo MAS, se adaptaron a la orientación impuesta por la izquierda sojera del MST e Izquierda Socialista. El PCR por su parte también ha convocado a movilizar el 19, de la mano del MST y su acuerdo con Proyecto Sur. Este escenario de postración, adaptación, e integración política a la burocracia sindical evidencia una gigantesca presión del Capital sobre las organizaciones obreras, la adaptación mayoritaria de la izquierda revolucionaria al programa de Moyano, Micheli y Barrionuevo es una de las manifestaciones más agudas de la transición en curso en el movimiento obrero.

        El Partido Obrero levanto una posición en defensa del Argentinazo y por la independencia política del movimiento obrero, saludamos la posición clarificadora de los compañeros frente a una adaptación masiva de la izquierda al planteo de la burocracia sindical. También señalamos la posición a favor de movilizar el 20 de diciembre y de impulsar un Plan de Lucha Nacional y el paro general de 36HS por parte de los compañeros de la TPR. Desde el Partido Obrero Socialista queremos ser claros y precisos: movilizar el 19 sin convocar al 20 implica tirar por la borda cualquier tipo de defensa de la independencia política del movimiento obrero. El seguidismo y adaptación a la burocracia sindical que hoy llevan adelante todas las variantes centristas de la izquierda, no es más que un refrito del planteo del quebrado MIC de "cavar trincheras con la burocracia". Esta orientación solo puede llevar a la fusión de la izquierda con la burguesía, como ya lo esta demostrando, el PCR-PTP y el MST, detrás de Proyecto Sur.

        Este nuevo aniversario del Argentinazo nos encuentra en un cuadro de desorganización económica y política como hace 11 años. Las maniobras del Kirchnerismo por sortear los límites históricos de un capitalismo decadente y semi-colonial lo han llevado a un callejón sin salida. El agotamiento del Kichnerismo es el agotamiento de toda posibilidad de subsistencia sin la ayuda financiera del imperialismo. El gobierno nacional, y en general los gobernadores, se ha apoderado de infinidad de cajas para poder sortear los obstáculos impuestos por el capital financiero y el imperialismo para acceder al crédito extranjero. A pesar de la posición pro-imperialista de pagar -y honrar- la deuda externa sobre la base de llevar adelante el programa del FMI "a cuenta gotas" el gobierno no logra un visto bueno por parte del capital financiero. El kirchnerismo se vio obligado a nacionalizar las AFJP, a utilizar las reservas de libre disponibilidad del Banco Central, las utilidades del Banco Nación y hasta a saquear la ANSES para poder garantizar la continuidad del modelo. El rechazo sistemático de brindarles el 82% móvil a los jubilados nada tiene que envidiarle a las peores políticas del menemismo. El déficit fiscal creciente es una bomba de tiempo para el gobierno. La burguesía reclama un sinceramiento de la economía, la oposición patronal apoya de conjunto esta orientación, que no es otra cosa que devaluación, tarifazos y ajuste. El programa del FMI es reclamado por el conjunto de la oposición patronal, desde el FAP y Proyecto Sur, hasta el PRO, el PJ Federal o el Sciolismo.

        Hay dos programas y perspectivas para el país; o volvemos al FMI y al ajuste, de la mano del FAP, la derecha sojera o incluso desde el propio riñón del Kirchnerismo, o vamos por una alternativa obrera y socialista de la mano de la izquierda revolucionaria y el FIT. Desde el Partido Obrero Socialista nos vamos a volcar por la segunda alternativa.

La Coordinadora en Defensa del FIT y el 20 de diciembre

        Frente a un cuadro de completa disgregación política y de adaptación creciente de la izquierda a las distintas variantes de la burocracia sindical, la necesidad de defender al FIT reclama del accionar consciente de la vanguardia obrera y de las organizaciones que apoyan e integran el frente. Es necesario para este fin, que se ponga en pie inmediatamente la Coordinadora en Defensa del FIT, para librar la necesaria batalla política por reorientar al Frente de Izquierda, para poder brindar una alternativa de izquierda, obrera y socialista a la crisis nacional. Ante la inevitable y previsible ruptura de los partidos fundacionales del frente, debemos pelear para que se convoque a un congreso nacional para deliberar el programa del FIT y definir un Plan de Lucha Nacional, orientado a una gran campaña por la huelga general de 36HS.

                Para superar al FIT centrista y electorero, tenemos que poner manos a la obra, en este sentido, la convocatoria unitaria, y desde la Coordinadora a través de una declaración pública, al 20 de diciembre a Plaza de Mayo, puede ser un puntapié inicial para que se constituya la coalición defensista. Debemos poner en pie ya mismo la Coordinadora y emitir una declaración fundacional con las organizaciones que ya se han pronunciado a favor de la misma, y que además han remarcado la necesidad inmediata de su constitución.

                Este 20 de diciembre movilicemos con todo a 11 años del Argentinazo, pongamos en pie un Frente de Izquierda de combate para presentar una alternativa obrera y socialista a la desorganización económica y política del país. Luchemos tenazmente por concretar la huelga general de 36HS que dejo planteado el paro general del 20-N. La burocracia sindical es cómplice del gobierno y las patronales, detrás de las medidas de fuerza, dispares y aisladas, se pretende empujar al movimiento obrero y a la izquierda revolucionaria detrás de las variantes patronales y fondomonetaristas del FAP y la derecha peronista. Pongamos en pie asambleas en todos los lugares de trabajo para votar un plan de lucha por todas nuestras reivindicaciones. Abajo los impuestos al salario y al consumo, por un sueldo básico acorde a la canasta familiar situada en $ 7.000. Fin al régimen de precarización laboral, efectivización de todos los trabajadores tercerizados y anulación de la Ley de ART. Por la universalización de todas las asignaciones familiares y la indexación automática de salarios por inflación. No al pago de la deuda externa, abajo cualquier tipo de acuerdos con el FMI y el imperialismo. 82% móvil para todos los jubilados. Nacionalización de la banca e impuestos progresivos al gran capital. Justicia por Mariano Ferreyra, perpetua a Pedraza y la patota criminal. Fuera la burocracia sindical traidora.

¡Vamos por una alternativa obrera y socialista!

Nicolás Maurer
Comité Central del POS

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